¿Quién de nosotras no disfruta hacer explotar las burbujas de plástico con las que se envuelven algunos paquetes? Es a la vez relajante y divertido. ¿Algunas vez te has preguntado por qué nos encanta hacerlo? Pues un grupo de investigadores se dieron a la tarea de responder a esta inquietud.
Nuestra obsesión por tronar esas burbujitas se debe a lo que se conoce como “principio de inmediatez”, es decir la obtención de un efecto inmediato a la causa que lo provoca, y esta obtención de resultados tan rápidos, provoca una enorme satisfacción psicológica, o sea, mucho placer.
Esto se debe a que el cerebro obtiene placer al recibir una recompensa, y el placer es mayor si la respuesta es inmediata. Y como el cerebro no tiene “llenadera”, no te basta con tronar una sola, ¡sino que quieres reventar hasta la última de ellas!
Hay muchas actividades cotidianas que estimulan el cerebro produciéndole placer, no sólo las burbujas de plástico. ¿Quién no ha hallado disfrute reventándose los granitos? ¿O presionando los botones del elevador, en espera de que abran las puertas?
Ahora ya lo sabes, así que no te sientas culpable la próxima vez que te acabes las burbujitas.
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