La sal es el condimento por excelencia de nuestros alimentos, es tan importante que la metáfora "la sal de la vida", que se refiere a lo que hace que la vida valga la pena, contiene una pizca de ella.
Si a tu plato le falta sal, se dice que está insípido, o sea que no tiene sabor. No es la carne, no es la pasta, no es la verdura, el sabor está en la sal. Si le falta sal, se arregla agregándole un poco, quizá dejándola al fuego un poco más para integrarse. Pero, ¿y si te pasaste?
¿Cómo se arregla un plato salado?
Líquidos. Si es una sopa, un caldo o alguna otra comida líquida, la solución es retirar un poco del líquido y agregar más agua o leche (o con lo que la hayas preparado).
Sabores ácidos o dulces. Según lo que hayas cocinado, puedes reducir lo salado agregando algún ingrediente ácido o dulce: jugos de limón, vinagre, jitomate, azúcar, leche condensada, miel. Una cucharadita de azúcar y vinagre de manzana, son un complemento extraordinario.
Aumentar la cantidad. Si se te pasó de sal, añade más de todo lo demás: más carne, más verduras, más agua, más crema.
Almidón. Casi cualquier plato con papas, arroz o pasta, quedará perfecto. Estos tres ingredientes son fuentes de almidón, y el almidón absorbe gran parte de la sal de los platos.
Recuerda que mientras preparas la comida, debes ir probándola para verificar el sazón.
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