Aunque también hay papás tóxicos y abuelos tóxicos, esta vez hablamos de las mamás tóxicas, que son los pilares de la educación de los niños y que, lejos de ayudarlos en su desarrollo pleno, pueden obstaculizarlo o evitarlo.
¿Qué es una mamá tóxica?
Una madre tóxica es una mamá que aunque ama a sus hijos, proyecta en ellos sus propias inseguridades y frustraciones, y llegan a controlar la vida de sus hijos de forma obsesiva.
Los 3 síntomas
Las mamás tóxicas transmiten 3 síntomas principales a sus hijos:
- Inseguridad. La falta de seguridad y autoestima lleva a estas madres a modelar a sus hijos para que ellos sean esa tabla de salvación que buscan desesperadamente, para hacer que se queden a su lado cuando sienten que los demás las han abandonado. Un niño así crece con la idea de que nadie lo quiere, excepto su madre, y entra en un círculo vicioso.
- Control. Es la sobreprotección llevada a su extremo, donde la madre busca controlar cada aspecto de la vida de su hijo, pensando que así le hace un bien y lo mantiene en una zona de seguridad.
- Deseos incumplidos. Motivan a sus hijos a que logren y consigan lo que ellas nunca tuvieron, sin preguntarse jamás qué es lo que los hijos realmente desean.
Si te reconoces en este ciclo de toxicidad, es necesario que hagas cambios en tu relación con tus hijos. Sabemos que todo lo que haces es por el bien de ellos, pero a veces ese amor puede ser una soga que aprieta o un abrazo que ahogue.
Si necesitas, busca ayuda profesional para aprender a soltar a tus hijos y darles esa independencia que necesitan con urgencia para que puedan desarrollarse y ser felices. Esa libertad es la más grande muestra de amor.
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