Mi peque y yo

Los regaños no son siempre la mejor opción, pero a veces parece que es la única que queda para corregir a un hijo. Si es tu caso, ¿por qué no aprender sobre los regaños constructivos?

Un regaño constructivo no sólo te permite liberar el enojo o la desesperación que tu peque te hace sentir ocasionalmente, sino que te permite hacerlo con un valor educativo para él, en vez de sólo ser una expresión ineficaz de frustración.

Cómo funciona un regaño constructivo

• Un regaño debe servir para educar y corregir, no atemorizar ni humillar al niño. Al regañarlo, no lo descalifiques ni le hagas sentir vergüenza.
• El regaño debe mostrar tu autoridad, pero no debes gritar, sólo usar un tono enérgico y serio, sin reír como si fuera una broma.
• Todo regaño debe hacerse en lo privado o donde no haya testigos. Nada es más humillante que sentirse exhibido frente a otros.
• No basta con decirle que algo no debe hacerse, la parte constructiva viene al darle opciones y alternativas aceptables para su comportamiento.
• El regaño debe fomentar la reflexión, para que tu hijo entienda lo que estuvo mal y por qué debe mejorar su comportamiento en situaciones similares.
• El regaño sólo debe hacerse cuando sea apropiado y no debe ser el único método para educar o corregir a un niño.

Si regañar a tu hijo por una actitud poco educada, asegúrate de que no la haya aprendido de ti. Los niños aprenden más por imitación de sus padres que por cualquier otro modo; si tus actitudes y comportamientos en general muestran una buena educación, será poco frecuente que tu hijo incurra en un mal comportamiento.