Los niños ya no se conforman con juguetes, ahora todos quieren un celular para su cumpleaños o Reyes Magos, y aunque se puede hacer el gasto y cumplirles el deseo, ¿cuál es la ventaja de hacerlo? ¿No será peor ceder a su exigencia?
De acuerdo a un trabajo de Óscar Antonio Ramos Montes, Jefe de la carrera de Optometría, de la FES Iztacala (UNAM), dentro de unos años el 90% de los jóvenes habrán desarrollado problemas visuales, de los cuales uno 70% padecerá de miopía, a causa del uso desmedido de teléfonos celulares y tablets.
“El problema es que utilizar un dispositivo electrónico obliga a que el ojo enfoque en un espacio en particular durante un tiempo prolongado y, como con cualquier otro órgano del cuerpo, exigirle demasiado lleva al desarrollo de alteraciones de visión”, explicó el Ramos Montes.
El especialista sugiere reducir considerablemente el tiempo de uso de esta clase de aparatos, antes de que los problemas se agraven.
Miopía en niños
Cada vez, la edad en la que comienzan los problemas de miopía se reduce más. Antes, comenzaba al ingresar a la escuela, cuando la atención visual recaía en los libros y cuadernos durante varias horas al día, pero en la actualidad, se presenta en niños de 3 y 4 años.
Lo más grave es que, al comenzar estos problemas a tan temprana edad, en muy pocos años la condición empeora al grado de que ya se presentan casos de niños de sólo 5 años con hasta 10 dioptrías (unidad de medida que expresa el grado de defecto visual de un ojo).
¿Tu peque sufre algún defecto visual?
Para identificar su tu hijo ha sufrido ya algún tipo de daño a la vista, ponte alerta en busca de las siguientes señales:
- Ojos enrojecidos
- Cansancio visual
- Dolor de cabeza
- Inclinación del aparato o la cabeza para comenzar el brillo de la pantalla
- Entrecerrar los ojos para enfocar
- Leer muy de cerca
- Lagrimeo
Si sospechas de un problema visual en tu hijo, no lo pienses más y llévalo con el especialista; si actúas a tiempo, puedes evitar que el daño aumente, puedes corregir el defecto o incluso lograr su remisión.
Así que si tu hijo te pide un teléfono de regalo, deberías considerar negárselo, y si te pide el tuyo, no se lo prestes, o sólo por periodos muy breves.
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