Aunque no hay una forma correcta universalmente aceptada de cómo educar a los niños, sí existen algunos patrones que se repiten y que podemos considerar errores de importancia, debido a las consecuencias que conllevan en el desarrollo de los niños en su camino hacia la edad adulta y a la frecuencia con la que se presentan.
Imagina esta situación: Estás en un restaurante con tu amiga y ella va con su hijo pequeño. El niño corre entre las mesas y tu amiga no hace nada. De pronto, el niño se golpea en la cabeza con una mesa y comienza a llorar. Tu amiga se levanta y va por su hijo a consolarlo, pero sorprendentemente culpa a la mesa, le pega y le dice “mesa mala”, ¡como si la mesa hubiera golpeado a su hijo y no al revés! Ahora, para que el niño esté quieto, le da su celular, con lo que él se queda tranquilo viendo videos y gastándose su crédito.
En esta escena vemos aparecer los tres problemas y errores más frecuentes:
Sin límites
Todo mundo sabe que hay que poner límites a los niños, pero en realidad pocas personas entienden qué significa eso de poner límites. Pues es sencillo: Significa hacerle saber al niño lo que le está permitido hacer (dentro de los límites) y lo que no está permitido hacer (fuera de los límites).
Un ejemplo es cuando comienza a caminar. No porque esté aprendiendo a caminar, le vas a permitir que camine por la avenida o que quiera subir escaleras el mismo. Otro es, no porque le permitas jugar con juguetes en el suelo, le vas a permitir que los deje tirados y menos que seas tú quien los tenga que guardar.
Un niño que crece sin límites, se vuelve caprichoso y muy intolerante a la frustración, pues crecerá acostumbrado a que todos hagan lo que él quiera sin oposición. Alguien así es poco aceptado entre los demás.
Tecnología
Otro error es sustituir a los padres o niñeras con dispositivos como teléfonos y videojuegos, además de permitirle el acceso a estas tecnologías a edades muy tempranas.
Un niño no debería tener acceso a estos aparatos antes de los 4 ó 5 años; hasta entonces, sus actividades deben ir encaminadas a conocer el mundo a través de todos sus sentidos. Ponerle música, dejarlo jugar con texturas y colores, presentarle los aromas y dejarlo gatear y luego caminar, además de una supervisión constante de sus padres, es lo adecuado hasta esa edad.
Irresponsabilidad
Cada vez es más frecuente encontrar niños que no asumen sus responsabilidades y que culpan a los demás de todo lo malo que les pasa. Si los compañeros de juego no quieren jugar con tu hijo porque él hace trampa o no quiere seguir las reglas, no está nada bien decirle que ellos son malos o tontos, lo que hay que hacer es hacerlo reconocer su propio error y asumir las consecuencias.
Hacerlo aceptar la responsabilidad no significa regañarlo, significa no ser condescendiente ni enseñarlo a culpar a los demás de las cosas que le ocurren por su propia causa.
Ahora que conoces los tres errores más comunes en la crianza de los niños, ¿puedes identificar si los estás cometiendo o evitando con tu hijo?
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