Una de las mejores lecciones que puede aprender un niño desde pequeño, es la de mantener en orden sus espacios personales y los que comparte con otros. Este aprendizaje requiere de paciencia esfuerzo, pues si para nosotros, que somos adultos y sabemos la importancia de organizarnos, no es nada extraño que se nos pierdan las llaves o no encontremos el calcetín que falta de un par, imagínate para un niño que no ve ninguna ventaja en ordenar su cuarto.
Por suerte, existen varias acciones que pueden ayudarnos a transmitir el hábito del orden a nuestros peques.
A su manera
Si a tu hijo le gusta ir al zoológico o a los parques ecológicos, dile que lo llevarás en cuanto tenga listo todo lo necesario (cantimplora, zapatos tenis, ropa cómoda, etcétera). Deja que él lo prepare todo a su manera, no lo hagas tú en su lugar. Entre más desordenado esté su cuarto, más tardará en prepararse para salir y menos tiempo podrán disfrutar del paseo, llegando incluso a verse en la necesidad de cancelarlo porque tú tienes algo más que hacer.
Será una buena oportunidad para explicarle que si él tuviera más organizado su cuarto, se hubiera tardado muy poco en estar listo y les hubiera dado tiempo de disfrutar más.
Confía en tu hijo
El orden es importante, pero también la independencia. Deja que tu hijo ordene su habitación según sus propios intereses. Hazle saber que confías en su criterio, aunque no estés de acuerdo en todo. Quizá él sea más lento o le guste acomodar las cosas donde tú no crees que deberían ir, pero si finalmente el resultado es que lo ha hecho, procura no “corregirlo” ni obligarlo a que lo haga a tu modo. Mucho menos, lo hagas tú en su lugar.
Si por las prisas lo liberas de la responsabilidad y lo haces tú, se volverá flojo y dependiente. Si lo obligas a que haga las cosas como tú las quieres, se sentirá frustrado y no aprenderá el valor del orden.
Reconoce su esfuerzo
Un niño pequeño no logrará hacer la cama a la perfección. Tal vez pondrá la cobija de lado o no quede plana, pero ya no será una maraña; quizá guarda los calcetines en todos los cajones y no encuentra los pares, pero al menos ya no estarán tirados por el suelo.
Cada vez que haga el intento de ser ordenado, refuerza su aprendizaje preparándole su desayuno favorito (o invitándolo a que te ayude a prepararlo, si tiene la edad suficiente para las labores de la cocina) o dejándolo jugar media hora más antes de irse a dormir.
Lograr que un hijo crezca como una persona ordenada y organizada, no es algo que se consiga de la noche a la mañana, ni sólo con estos breves consejos. Es una labor constante en la que te encontrarás con que tienes que improvisar muchas veces, pero estos tips te ayudarán a comenzar con pie firme, y sin duda te inspirarán a tener nuevas ideas de cómo hacerlo.
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