Tu hijo mayor buscará la forma de recibir atención y reconocimiento de tu parte cuando tenga que competir con un hermanito, y esto lo puede llevar a uno de dos extremos: convertirse en enemigo del más pequeño, guiado por los celos, generando sentimientos rencorosos o, por el contrario, convirtiéndose en su guardián, asumiendo responsabilidades que no le corresponden.
Tu labor, como mamá, y también la de tu pareja, es darles a ambos hijos (o a los que sean) todos los cuidados que necesitan en cada etapa de su vida, sin importar la edad, hasta que sean adultos responsables y puedan valerse por ellos mismos. Por eso es importante evitar cualquiera de los dos extremos, dedicando a cada hijo el tiempo necesario y cubriendo las necesidades afectivas y materiales que cada etapa requiera.
El mayor no es el guardián
Para muchas familias, el hermano mayor, sólo por serlo, recibe la obligación de cuidar a sus hermanitos, convirtiéndose en la niñera. Pero esto es un error.
Un niño de 7 años es incapaz de evitar que uno de 5 o menos, haga cosas peligrosas, e incluso es capaz de provocarlas él mismo. Además, ¿no es siempre el mayor el que termina regañado o castigado por las cosas que hizo el menor?
Tu hijo el mayor sigue siendo un niño, y no le hace bien tener más presiones y responsabilidades que las que ya tiene cuidándose él mismo y aprendiendo nuevas habilidades, o las labores escolares si ya va a la escuela.
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