Un sismo puede sentirse con singular intensidad. Es normal que nos sintamos asustados incluso días después. En el caso de los niños, esto es doblemente verdad, pues no están capacitados para hacer frente a la situación ni a las emociones que esto conlleva.
Para que tus hijos sean capaces de asimilar un evento de esta magnitud, para entenderlo mejor y enfrentarlo con entereza, puedes hacer lo siguiente:
Busca un momento tranquilo con ellos y platica sobre el tema. Pregúntales cómo se sienten y qué piensan, y responde a todas sus dudas o inquietudes. Si algo no sabes, por ejemplo si te preguntan cómo se causa un sismo, pueden investigar juntos en un libro o en internet. Ten la seguridad de que entre más conocimiento les des, no les causarás más temores; el pensamiento racional, así como la contención emocional, son igualmente importantes para aprender a controlar las emociones y entender las situaciones del mundo.
Lo más común es el miedo, sobre todo mientras el sismo ocurre y las horas posteriores, pero tras el paso de los días, cuando el riesgo es mucho menor, el miedo puede persistir, convirtiéndose en angustia, pues es un miedo un tanto irracional (el riesgo de que tiemble de nuevo y sea catastrófico, es muy pequeño).
No les pidas que no tenga miedo, déjalos expresar sus temores. Si les das la información necesaria y les ayudas a que no guarden sentimientos difíciles, el miedo desapareceá naturalmente, o se hará tan pequeño que no les causará problemas para llevar su vida normal.
Evita las notas sensacionalistas.
No debes ocultarles la situación ni negarles la verdad. Si te preguntan si hay personas muertas, debes ser honesta; hablar de la muerte los puede poner nerviosos, sobre todo cuando se les oculta información, pues "lo que me esconden, es malo o prohibido".
Lo mejor es ser honestos, pero evitando las noticias demasiado trágicas y todas las notas sensacionalistas, cuya función no es informar sino alimentar el morbo de la población y jugar con nuestras emociones.
El juego debe seguir siendo la actividad principal de los niños. Además de todo lo que les enseña, en esta situación les permite darle forma a sus sentimientos, temores y pensamientos, a la vez que mantiene su mente ocupada en otros temas, evitando que sientan ansiedad.
Dibujar, colorear, cantar y construir son los mejores juegos para enfrentar estas situaciones, tanto para niños como para niñas. Fomenta el juego y la salud mental y emocional de los pequeños.
Enséñales a ser solidarios
Cuando lleves tu donación a un centro de acopio, déjalos acompañarte y que ellos mismos entreguen algo. Si en el centro al que vas reciben juguetes, motívalos a que regalen uno (o muchos) de los suyos. Explícales que hay niños que perdieron todos sus juguetes y no pueden comprar nuevos por ahora, pero que si les obsequian uno, los harán muy felices.
Lo mismo es aplicable si vas a obsequiar alimentos para rescatistas, voluntarios o personas en los albergues: tus hijos te pueden ayudar a prepararlos y repartirlos.
Algunas escuelas permanecen cerradas mientras otras han reanudado sus actividades. Si la escuela de tus hijos ya reanudó, envíalos. La escuela cumple un papel importante en la vida de tus pequeños: reiniciar la vida normal.
Además, los primeros días, las escuelas se enfocan menos en las clases normales y más en el apoyo emocional entre los niños. Al enviarlos a la escuela, les enseñas a ser resilientes, es decir a tener la capacidad de afrontar las situaciones más difíciles. Ellos saben que tienes miedo de que algo pase mientras no estés con ellos; al enviarlos a la escuela no pensarán que ya no te preocupas, sino que se darán cuenta de que es necesario ir soltándolos.
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