Siempre queremos darle lo mejor a nuestro pequeño, pero a veces no sabemos qué es lo mejor y podemos perder la paciencia, y después nos sentimos mal por regañarlo pensando que fuimos injustas.
Cómo conservar la paciencia con mi hijo
Los psicólogos y pedagogos coinciden en que para mantener la paciencia y no perder la calma con nuestros hijos, lo más importante es recordarnos a nosotras mismas que son pequeños, tienen poca experiencia y entienden el mundo de una forma distinta, por lo que las cosas que para nosotros son importantes o significativas, para ellos pueden ser irrelevantes.
Cosas de niños. Los niños hacen cosas de niños, no lo olvides. No son adultos, no son ni tienen por qué ser responsables. Los responsables son sus padres (o tutores). Los papás son quienes deben elegir las cosas importantes: qué comer, ponerse o no abrigo al salir, a qué hora dormir, a qué hora hacer tarea o jugar, etcétera.
Nos necesitan constantemente. Los niños nos necesitan, ellos no pueden resolver cada problema, y como adultos responsables y padres, es nuestra obligación atenderlos adecuadamente; sí, también educarlos para que aprendan a ser autosuficientes, para para eso falta mucho tiempo todavía. Les podemos enseñar a atarse los zapatos y lavar los platos, pero pasarán años antes de que puedan quedarse 24 horas sin supervisión, prepararse sus alimentos y tomar el transporte público ellos solos.
Necesitan cosas distintas. No son adultos, sus necesidades no son las nuestras. Nosotras necesitamos muchas horas de descanso después de una semana de trabajo; ellos necesitan nuestra atención, aunque no podamos descansar todas las horas que quisiéramos.
Ellos no tienen prisa. Ellos no tienen prisa por llegar a ninguna parte, después de todo si vamos a la casa de un familiar o al doctor, no fueron ellos quienes lo planearon si no nosotras; no podemos regañarlos ni perder la paciencia porque nos parece que están perdiendo el tiempo, para ellos no son importantes nuestros compromisos, para ellos es importante jugar, ver la tele, contarnos cosas.
No olvides esto, tu hijo te necesita y tú debes ser la persona en quien más confíe. Perder la paciencia y gritarle o pegarle, sólo le hará perder la confianza en ti, y su relación ya no será tan feliz.
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