La cultura patriarcal nos trata de enseñar cómo debe ser una mujer, de acuerdo a unos valores retrógradas que poco tienen que ver con los derechos humanos de las mujeres. La educación católica que sigue permeando nuestra sociedad en pleno siglo XXI nos trata de enseñar unas determinadas cuestiones morales (su propia definición del bien y del mal) a través de un sistema de premios y castigos: hacer el bien tiene una recompensa en el más allá; hacer el mal conduce al pecado y la culpa.
Ambas cosas, patriarcado y religión, se conjugan para hacernos sentir culpables por buscar nuestro propio camino en vez de aceptar el camino que ambas nos quieren imponer. Y cuando no cumplimos con esas normas, ya sea porque no nos casamos, porque queremos estudiar algo supuestamente más propio de los hombres, por vivir nuestra sexualidad sin condicionamientos ni tabús, o incluso por algo tan simple como que nuestra imagen personal no corresponde con el estándar de cómo debería lucir una mujer (según ellos), somos señaladas, y el peor de los dedos acusadores es ¡el nuestro!
Sí, porque no hace falta que nadie nos observe haciendo algo "indebido", nosotras mismas somos bien capaces de hacerlo y sentirnos culpables. Nos sentimos culpables porque no calentamos la cena a tiempo, nos sentimos culpables por desear un poco de tiempo para nosotras mismas en vez de cuidar a un hijo o un marido, nos sentimos culpables cuando preferiríamos no arreglarnos o ni siquiera acudir a esa reunión familiar, nos sentimos culpables por muchas cosas que preferiríamos hacer de forma diferente.
Libre de culpas
Para liberarte de ese sentimiento de culpa, debes pensar, recordarte y convencerte de que eres un ser humano libre y con derechos, y entre tus derechos está el de elegir tu forma de vivir, incluyendo tu apariencia, tu trabajo y si quieres o no formar una familia tradicional o ninguna en absoluto.
Ten cuidado con pedir opinión. Muchas personas te dirán que haces mal, y lo dirán porque eso creen o porque les han hecho creer que las cosas diferentes a lo esperado están mal. Aprende a escuchar y elegir qué escuchar. Todos tienen opinión pero no todas las opiniones son válidas.
Valórate a ti misma, reconoce tus esfuerzos, tus logros y tus capacidades.
Aprende a decir "no" y a decirte "sí". Si hay algo que los demás piensen que debes hacer pero tú no lo deseas, entonces no lo hagas. Si por el contrario deseas hacer algo aunque los demás consideren que no deberías, ¡hazlo! Por supuesto, todo ello con responsabilidad. No le digas "sí" a las cosas que pueden dañar a otros, ni digas "no" cuando es tu obligación hacerlo.
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